El amor se fue con los ochenta

En un ejercicio comparativo, netamente ligado a las sensibilidad ochentera, y en correlación directa con el sentido de la música del presente siglo, me he detenido a llorar por un momento, al sólo pensar que en unos cuantos años, el romanticismo en las canciones desaparecerá por completo.

Me detuve en este ejercicio al desempolvar un disquito viejo en acetato de Peter Cetera; y más aún al ponerlo sobre ese tocadiscos viejo que compré en las pulgas hace un par de meses, me encontré con esa canción... "After all by"... la recuerdan?... pues yo si, y de manera contundente

After All the stops and starts
We keep coming back to these two hearts
Two angels who've been rescued from the fall
After All that we've been through
It all comes down to me and you
I guess it's meant to be
Forever you and me, After All

Para los que no comprendemos nada de ingles, me tomé la labor de intentar traducir este fragmento.


Después de todo
Seguimos regresando a estos dos corazones
Dos ángeles que han sido rescatados de la caída
Después de todo, todo lo que hemos pasado
Todo se resume a ti y a mí
Creo que está destinado a ser
Por siempre tu y yo, después de todo...


Podemos entonces observar la calidad poética que enmarca la canción, "Dos ángeles que han regresado de la caída". Este verso tiene unas propiedades fenomenológicas que estimulan cierto grado de trascendentalidad en dos sujetos que se dicen quererse. Independientemente al grado de elevación de glucosa que pueda generar en algunos de los lectores, estamos no sólo hablando de un verso bien elaborado, sino de un sentido propio de lo que es la pureza misma, en los sentimientos mismos. Pero claro, en estos días en que amar no está de moda, este tipo de manifestaciones se hacen completamente obsoletas, poco pos contemporaneas, poco usuales, y por qué no decirlo, poco prácticas.

Sin embargo recuerdo muy bien, como en los 80 este tipo de manifestaciones no se censuraban de la manera como acaece ahora, este tipo de canciones, ya fueran de Cetera, de Steve Wonder o de Air Suplay, se apoderaban de los oídos juveniles con tal fuerza, que era imposible no enamorarse, y no dedicar canciones cada cinco minutos por el canal de 88.9, pues estabamos atiborrados de baladas, hasta en los jingles.

Que sucedió?... creo que un influjo extraño que no sé de donde provino envió el amor a las canteras del exilio, tal vez fue Nietzsche, siempre he desconfiado de él y su sentido de venganza, tal vez que se tomaron demasiado en serio a Freud años después, tal vez el sentido y la velocidad con que el mundo viaja es demasiado implacable para pensar en arrancarse el corazón del pecho, meterse un marcapaso de repuesto y entregar ese músculo a otro ser, por más asqueroso que parezca, bueno, digamos que no el corazón, tal vez el alma, esta es más facil de regalar y pues si se pierde, en el camino se reconstruye otra, eso es lo de menos.

Ahora bien, después de escuchar mil veces ese disquito de Cetera, me preguntaba cómo los reggetoneros no son capaces de por lo menos elaborar un verso bien hecho, así no sea tan trascendental como "Dos ángeles que han sido rescatados de la caída", pero por lo menos que permita que una fracción de alma se estremesca con sólo escucharlo, cómo pueden no sentir el viento que producen los acordes en un piano o el arpegio de una guitarra.

Pues la respuesta es muy sencilla, eso ya no importa, lo importante es el sexo anónimo, el desenfreno sin causa, la materia por la materia, y contra ello, no sé me ocurre que más se puede hacer. Sin embargo, y lo que a mi alma consuela, es que aún quedamos muchos que nacimos en los 80, que crecimos con 88.9, que vimos el estreno de las "Heart", que nos enternecimos viendo "Top Gun", que conocimos nuestra primera novia en el colegio y no tuvimos sexo con ella hasta después de un año de relación. Aún quedamos ochenteros que escuchamos a Cetera, a Berlín, a Starship, y aún tenemos un tocadiscos viejo guardado en algún lugar de la casa, evocando aquellos días, en que vivir por amar era lo más importante.